Post by doinGlobal | 9 agosto, 2022 | Entrepreneurship Volver al blog
¿Qué es la Economía Social y Solidaria?
La economía social y solidaria representa un modelo que busca revertir y resarcir los daños producidos por el sistema de la economía tradicional. Profundiza de qué se trata en esta nota.
La economía tradicional, pone al capital al centro. Como consecuencia, se prioriza la generación de recursos financieros sobre el desarrollo social y los recursos naturales, incrementando problemas como la desigualdad, la deforestación, la pérdida de la biodiversidad, la esclavitud y el cambio climático. Es a modo de alternativa de este modelo que nace la Economía Social y Solidaria. Esta promueve el capital con propósito, con el fin de empoderar y otorgar un rol activo a la población, creando empleos y fomentando el crecimiento inclusivo y sostenible.
Un modelo con historia
Si bien tiene antecedentes muy antiguos, la economía social y solidaria nace durante la Revolución Industrial como respuesta a un contexto hostil, marcado por la pobreza sistémica, la sobreproducción de bienes y la desigualdad social. Con el paso del tiempo, la Economía Social no sólo logró situarse dentro de la disciplina económica, sino que también ha evolucionado, englobando diversos tipos de organizaciones que se han creado para resolver de forma innovadora las problemáticas de cada país o región.
Economía social: ¿Cuáles son sus principales características?
Si bien esta alternativa en sus inicios tuvo como modelos principales a las cooperativas, mutuales y asociaciones, en la actualidad también se suman las empresas sociales y fundaciones, ejidos, instituciones de microfinanciación, inversionistas de impacto y empresas B (benefit corporation).
Todas estas organizaciones, para situarse dentro de la economía social y solidaria, deben tener: objetivos económicos, sociales y, a menudo, ambientales, explícitos; practicar diversos grados y formas de relaciones colaborativas y corresponsables entre los actores involucrados; y ejercer la democracia y la autogestión.
Estas características no son azarosas, están configuradas a partir de seis principios que funcionan como ejes transversales:
1. Equidad: se reconoce a todas las personas por igual. Cada individuo involucrado es un sujeto en igualdad de derechos y posibilidades respecto a sus pares.
2. Trabajo: la actividad productiva es más que un empleo. Se le reconoce una dimensión humana, social, política y económica.
3. Sostenibilidad ambiental: la naturaleza se concibe como parte del entorno productivo y económico, por lo que se apunta a operar y consumir de forma responsable, ser sostenibles social y ambientalmente y lograr la soberanía alimentaria.
4. Cooperación: se alienta la cooperación dentro y fuera de las organizaciones a fin de generar sinergia entre instituciones y personas.
5. Sin fines lucrativos: tiene en cuenta no sólo los aspectos económicos, sino también los humanos, sociales, medioambientales, culturales y participativos y el resultado final es el beneficio integral.
6. Compromiso con el entorno: participa en el desarrollo local sostenible y comunitario del territorio y coopera con otras organizaciones.
Conocer esta rama de la economía habilita nuevas posibilidades para transformar el mundo y funciona como hoja de ruta para crear y alentar el desarrollo de emprendimientos de valor.
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Nota realizada a partir de material de lectura del Máster en Innovación Social y Economía Solidaria.
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