5 modelos de incubación para enriquecer tus servicios

Los modelos de negocio para la incubación son de suma utilidad para impulsar empresas y emprendimientos que están naciendo. La implementación de un modelo de incubación contribuye a disminuir los riesgos propios de emprender, hacer foco en la innovación y lograr transformar una idea en un negocio real.

¿Para qué sirven los modelos de incubación?

Estos modelos, a partir de una abstracción del sistema de la empresa, buscan comprender, comunicar, explicar y diseñar sus aspectos más importantes. Con esta descripción se logra determinar las actividades a seguir, los recursos necesarios y los servicios que la incubadora ofrecerá al emprendedor.

5 ejemplos para ampliar el enfoque

Un gran número de expertos ha diseñado modelos de incubación con aportes verdaderamente valiosos. A continuación, conoce 5 ejemplos te servirán para lograrlo:

Modelo de Campbell, Kendrick y Samuelson

Este modelo fue creado en 1985 con el fin de ilustrar cuatro prácticas clave que una «incubadora de valor añadido» debe proporcionar: diagnóstico de las necesidades del negocio, selección y seguimiento de los servicios prestados a las empresas, inversión de capital y acceso a áreas de trabajo (a la red de la incubadora).

Este modelo se centra en las funciones de proceso de la incubadora como herramienta de desarrollo de negocio principal que puede transformar la idea en un negocio real.

Modelo de Carter & Jones-Evans

En este caso, los expertos proponen un proceso típico de incubación de cinco pasos que se organiza y se centra en las necesidades de la empresa incubada, la cual se apoya en los servicios prestados por las incubadoras. Las etapas que constituyen el modelo son: formulación de ideas con las áreas de enfoque, publicación de entrada, reconocimiento de la oportunidad, entrada y lanzamiento, planificación previa al inicio y preparación de áreas de interés.

Modelo de Booz, Allen & Hamilton

Esta propuesta se enfoca en la incubación corporativa con un modelo para reforzar y apoyar las prácticas de innovación. En este sentido, los expertos describen dos formas de desarrollo de la idea en el proceso de incubación: girar el negocio o producto en el entorno existente (es decir, desarrollar ideas en nuevos productos) o hacia fuera como nueva empresa (desarrollando una nueva empresa diferenciada con financiación externa).

Modelo lógico de la incubación de empresas

Desarrollado por Hackett y Dilts, propone que el proceso de incubación es siempre un proceso dualista que trata, por un lado, con el empresario y, por otro, con la incubadora. Si una incubadora está organizada correctamente y alimentada con la «materia prima» correcta, no hay otro camino que producir empresas rentables e innovadoras.

Modelo de la cadena de valor de incubación 

Este modelo creado por Jones es un primer enfoque integral para vincular la incubación a los procesos en el ecosistema de la innovación y el ciclo de vida del empresario. Comprende cuatro etapas: preincubación, incubación de etapa temprana, incubación clásica y programa de graduación. En este modelo la incubadora es parte de una cadena de valor que permite pensar en objetivos a largo plazo del sistema de innovación en el conjunto.

Poner en marcha un modelo de negocios en el marco de un proceso de incubación permite determinar los procesos y prácticas específicas a ejecutar para el logro de los objetivos propuestos. No es necesario quedarse con uno de estos modelos para gerenciar un proceso de incubación pero sí es importante conocer sus aportes para diseñar el modelo más adecuado en cada caso. Contar con diferentes perspectivas y ampliar los conocimientos sobre esta área es clave para potenciar los servicios que brindan las incubadoras en un contexto como el actual.

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Contenido extraído del Módulo: Incubación y aceleración, perteneciente al Programa Ejecutivo: Dirección de Incubadoras, Aceleradoras, y Centros de Desarrollo Emprendedor, creado y dictado por la docente Gabriela Bengochea.